Las cárceles cubanas atraviesan una grave crisis alimentaria, según denuncias de familiares de presos políticos y activistas opositores.
La reducción de las ya limitadas raciones de alimentos ha sido reportada en múltiples prisiones del país.
En el Combinado del Este, la prisión de mayor rigor en La Habana, y en la cárcel 1580, también ubicada en la capital, las porciones de comida disminuyeron desde el pasado 6 de enero, según confirmó desde Miami el líder opositor exiliado José Díaz Silva.
“Le informaron a los presos que el alimento se lo iban a reducir. De una copa de arroz que era de 60 gramos, ahora les están dando solo 50 gramos”, explicó Díaz Silva, quien lidera el Movimiento Opositores por una Nueva República.
El activista dijo que la información proviene de integrantes de su organización que permanecen detenidos en esas prisiones, en cumplimiento de condenas que califica de arbitrarias.
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Más presos y menos comida
El hacinamiento en los penales es otra de las causas señaladas por familiares de los presos para explicar la crisis alimentaria.
Ilsa Ramos, esposa del activista político Yasmany González, encarcelado en el Combinado del Este, corroboró desde La Habana la reducción en las raciones: “Sí, dice que se la redujeron porque hay muchos presos y no tienen suficiente comida. Eso comenzó ahora en enero”.
Una situación similar se reporta en la prisión de mujeres del Guatao, también en La Habana, donde se encuentra recluida la presa política y escritora María Cristina Garrido.
Su cuñado, Luis Rodríguez, expresó desde la provincia de Mayabeque que las raciones se han vuelto tan escasas que parecen una medida deliberada para someter a las reclusas.
“Ya el arroz lo bajaron creo que a 60 gramos. Bajaron las raciones. Es para matarlos de hambre”, denunció.
En abril de 2024, el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas alertó sobre la reducción de las raciones de alimentos, la mala calidad de la comida y la ausencia de platos fuertes en las comidas de los reclusos.
En diciembre la entidad calificó la alimentación en los penales como pésima e insuficiente y se refirió a múltiples denuncias de comida podrida, mal elaborada, raciones pequeñas, poca variedad de alimentos y el robo de los productos por parte de los oficiales de la prisión para alimentar los cerdos que crían para beneficio personal.
La crisis alimentaria no es exclusiva de las prisiones en La Habana. En la cárcel Cubasí, ubicada en Holguín, Ismaray Martínez, hijastra del prisionero político Iván Colón, también denunció la reducción de las raciones.
“Antes era un vasito desechable, pero ahora es menos, y los tienen a base de masa de croqueta. A veces tiene una peste que ni ellos mismos se la pueden comer”, afirmó Martínez.
En Matanzas, la activista Annia Zamora, madre de la presa política Sissi Abascal, quien cumple condena en la prisión La Bellotex, aseguró que la situación de los presos en ese centro es igualmente alarmante.
“Simplemente se la dan así, es menos y nada más. Ellos no dan explicaciones. Estoy muy preocupada. Sissi estaba con catarro, hace mucho frío y tienen que bañarse con agua helada. No tienen una alimentación adecuada ni medicamentos. La situación es muy alarmante”, expresó Zamora.